ALICANTE 1821: EL NACIMIENTO DE NUESTRA DIPUTACIÓN

Por Antonio Adsuar ¿Cómo andáis amigos?, Pandemia sí, pandemia no, yo sigo buceando en el pasado de nuestro afable Alicante. Hoy seguiremos contado la historia de nuestra ciudad...

Por Antonio Adsuar

¿Cómo andáis amigos?,

Pandemia sí, pandemia no, yo sigo buceando en el pasado de nuestro afable Alicante. Hoy seguiremos contado la historia de nuestra ciudad y provincia centrándonos en un hecho muy trascendente: el nacimiento de la Diputación de Alicante, que vio la luz oficialmente durante el trienio liberal, concretamente en 1821-22.

Ya hicimos un repaso general del significado de la provincia y su evolución histórica en el post «Quina provincia»?, que os invito a releer si así lo deseáis.

En esta entrada voy a relatar brevemente los acontecimientos políticos relevantes que tuvieron lugar de 1820 a 1823. Ya en el poder el liberal general Riego (al que vuelvo a querer rendir homenaje desde estas modestas líneas) tras el golpe de estado de 1820, que obligó al rey Fernando VII a andar la senda constitucional, reestableciendo la Constitución de Cádiz de 1812, se inició el debate sobre la nueva organización territorial-racional del Estado, que se iba a dividir en provincias.

La ciudad de Alicante enseguida vio que se le brindaba una oportunidad magnífica para ganar peso político y propuso de inmediato la formación de la provincia de Alicante.En 1821 el político alicantino Juan Romero Lafuente defendió en un discurso en la ciudad del Benacantil dirigido a las cortes la pertinencia de la creación de la provincia afirmando que «este es un país que debe formar una provincia».

La ciudad de Valencia se opuso a la creación de la demarcación territorial alicantina pero el congreso de los diputados se manifestó a favor, consiguiendo Alicante tras siglos de intentos un poder político propio, centrado en la propia ciudad e independiente en gran parte de Valencia.

La gran pujanza económica de nuestra capital ya se había puesto de manifiesto a partir de 1650, cuando ya queda claro que nuestra urbe supera en importancia a la capital histórica de nuestro territorio, Orihuela.

De esta manera Alicante, capital tardía, gana en estatus pasando a ser la referencia ineludible de todo su hinterland circundante.

En diciembre de 1821 se establecen los límites de la provincia, que, recordemos, no incluía en este momento la Vega Baja del Segura, quedando también fuera en este instante la ciudad de Denia, aunque sí se consideraba que quedaban dentro de la provincia Alcoy y Villena.

El día 15/5/1822 (¿un 200 aniversario que celebrar pronto?) quedaba oficialmente constituída nuestra diputación, siendo su primer presidente Francisco Fernández Golfin.

¿Qué ideas daban vida a la nueva institución, qué funciones debía tener y qué beneficios para los ciudadanos pretendía reportar? En primer lugar, el pueblo no debía recorrer tan largas distancias para hacer uso de los servicios de la capital, más próxima que Valencia.

En segundo lugar, la diputación aproxima el Estado a nuestras comarcas y se encarga de trasladar los intereses de la terreta al gobierno central de Madrid. Es Madrid el que concede a la ciudad de Alicante su nueva primacía política y quien desea que la ciudad sirva de correa de transmisión de las políticas del gobierno central a las tierras alicantinas.

En unas épocas, las más extensas en el tiempo, la diputación se entenderá desde el poder como instrumento del gobierno central para ejecutar sus acciones a escala provincial (gobiernos de los liberales moderados). En otras épocas, más breves, la diputación y los municipios representarán la independencia y el gobierno local (gobiernos de los liberales progresistas).

En definitiva, tenía nuestra diputación el objetivo de servir a los pueblos y coordinarlos, denominándose a si misma «gobierno superior político de la provincia de Alicante».

Sin embargo, no es tan grande y omnímodo el poder sito en la capital portuaria. Eclesiásticamente, en un claro reflejo de su secular poder, Orihuela aún prima al contar con la sede obispal de la que depende el territorio.

Por otro parte, la audiencia y el poder militar aún se sitúan en Valencia, que conserva en parte su superioridad jerárquica y su influencia sobre las tierras alicantinas.

Todo este cosmos de relaciones de poder quedará, no obstante, prontamente en suspenso. Fernando VII, con ayuda de las potencias europeas favorables al absolutismos (los llamados «cien mil hijos de San Luís») vuelve en 1823 a restaurar el Antiguo Régimen.

Las provincias, la nuestra y las demás, quedan congeladas y en el olvido hasta 1833, con la nueva propuesta de Javier de Burgos. Pero esta historia, amigos lectores y cómplices, la explicaremos en otro post. No cojáis frío…¡Abrazo!

Por Antonio Adsuar

*Fuentes principales: «Historia de la provincia de Alicante», ed. Mediterráneo, «Historia de la ciudad de Alicante», ed. Ayuntamiento de Alicante (1990)

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1 comment

  1. apa Responder

    Com diem a casa nostra, hem anat a dits, i no a pams.
    Potser el petit avanç de 1821, destruït el 1833, fou poc, però hi havia hagut un xiquico pas endavant.
    L’originalitat de les províncies i de les diputacions no ens deixarà del tot mai.
    Fets i no paraules.