EL CUERPO DEL REGNE: LA COMPOSICIÓN DE LA GENERALITAT EN LA EDAD MODERNA

Por Antonio Adsuar

Hola de nuevos amigos,

¿Cómo va todo? Nosotros aquí, confinados pero contentos y blogeando 🙂 En el post de hoy analizaré algo más detalladamente un institución clave para el pasado, el presente y el futuro del territorio valenciano: la Diputación de General o Generalitat.

En esta entrada me centraré más en su composición y funcionamiento en su época de consolidación, los siglos XVI y XVII. Es interesante recordar que la Generalitat se consolida como ente permanente desde 1418; su tarea siempre fue representar al Regnum, esto es, al cuerpo político del conjunto de los ciudadanos valencianos, tanto privilegiados como no privilegiados.

Una vez más quiero remarcar la gran modernidad del entramado institucional del Reino de Valencia y de la Corona de Aragón en su conjunto. La persona del rey y el reino eran claramente dos cuerpos políticos y jurídicos distintos y existían dos patrimonios diferenciados. Esto no se daba en el otro principal Estado de la monarquía hispánica, Castilla. En tierras castellanas el rey tenía más poder y la representación del reino en Cortes no fue tan nítida.

Realizado este importante inciso, paso a explicar cómo funcionaba la Generalitat en los siglos de la Edad Moderna hasta su supresión por los Decretos de Nueva Planta de 1707. La Diputación del general constaba de:

-6 Diputados, que tenían capacidad de decisión y poder político (se elegían 2 por cada estamento, nobiliario, eclesial y de realengo o ciudadano)

-3 clavarios, encargados de hacer pagos y llevar las cuentas

-3 contadores, que auditaban la institución a la manera del Mestre Racional

-6 administradores, que ostentaban el poder judicial y vigilaban los posibles casos de fraude

Palau de la Generalitat

Quiero comentar ahora una cuestión que siempre me ha interesado; yo me preguntaba ¿cómo se organizaba la presencia de la Generalitat en el territorio del Reino de Valencia antiguamente? Pues bien, la Diputació del General contaba con 24 delegados en el conjunto de territorios. En la zona sur del Reino, en la terreta, los delegados se encontraban en: Cocentaina, Alcoy, Penáguila, Jávea, Jijona, Denia, Biar, Alicante y Orihuela, osea eran un total de 9.

Desde nuestra actual y contemporánea perspectiva nos puede parecer una débil implantación por las comarcas, pero hemos de tener en cuenta la poca población existente entonces y lo excepcional de la mera existencia de la representación política del Reino. De esta forma nos daremos cuenta de su relevancia real.

Pasemos a otro asunto en el me gusta centrarme también bastante: ¿cómo se repartían territorialmente los cargos entre las ciudades, en el estamento real? El gran poder de la capital de Reino, Valencia, queda muy patente en la distribución de dignidades. Veamos:

-Valencia contaba con: 1 Diputado y 1 contador y 2 cargos exclusivos que siempre ejercían personas designadas por el cap i casal, 1 clavario y 1 administrador.

-Las demás villas reales: contaban con 1 Diputado para las villas mayores (entre nosotros destacaban Orihuela y Alicante) y 1 contador para las villas menores. Este cargo era rotatorio y las villas se iban turnando en su ostentación.

Así pues, el híper-lidezargo de Valencia que hemos podido constatar en otras entradas de este blog también queda patente en la Generalitat. Valencia cuenta con 4 de 6 cargos, siempre fijos y 2 de ellos en exclusiva, frente a las demás villas reales que solo cuenta con 2, siendo estos rotativos entre ellas además.

Por este motivo, y ahora paso a una parte del post más valoratiba y de interpretación propia, creo que se puede decir que la representación del conjunto del Reino pudo ser mejorable. El peso de la capital, que era verdaderamente la gran ciudad y potencia del territorio, fue demasiado grande para que la totalidad del territorio viera bien expresados sus anhelos políticos.

Como recordaréis, ya dijimos en el post justamente anterior que este híper-liderazgo del que venimos hablando también se daba en otra institución clave, la Junta de Estamentos, donde Valencia tenía un poder muy destacado.

Las ciudades de sur del reino, de nuestros alicantes pasados, debían tratar de hacer llegar su voz de manera más clara con peticiones directas al virrey y con embajadas a la corte o al Consejo de Aragón. También le convenía más a los territorios no capitalinos la representación en Cortes, donde las voces eran territorialmente más plurales. Hemos de recordar, no obstante, que la importancia de las Cortes fue menguando notablemente a partir del siglo XVI, desapareciendo las cortes del Reino de Valencia en 1707.

Por todo lo relatado hasta ahora creo que se puede considerar que el pacto de los reyes hispánicos con la nobleza que se hizo muy evidente desde la época de Fernando II el católico (rey de Aragón desde 1479) se dio en realidad entre el rey y la nobleza de la ciudad de Valencia, más que con el conjunto de las noblezas y representantes del Reino. No hemos de olvidar, no obstante, que en la ciudad de Valencia residían importantes nobles de todo el Reino, no siendo esto sin embargo consuelo para otras ciudades de todo el territorio que vivieron un continuo déficit de representación.

Con esta idea me despido hoy amigos lectores. ¡Feliz día del libro 2020! En el próximo post os hablaré del Reino de Valencia en el siglo XVII. Buenas lecturas y pasad un excelente día.

Por Antonio Adsuar

*Fuentes principales:  A. Furió, «Història del País Valencià», ed 3i4 y J.M Castillo de Carpio, «La Generalitat Valenciana durante el siglo XVI», ed. Universitat de València.