EL REY EN EL NORTE (Y 3): ALCOY Y ALICANTE, ÉLITES DISCORDANTES EN EL SIGLO XIX

Por Antonio Adsuar Buenas tardes a todos, En este tercer y último post de mi serie sobre Alcoy vamos a hablar de las élites de la ciudad del...

Por Antonio Adsuar

Buenas tardes a todos,

En este tercer y último post de mi serie sobre Alcoy vamos a hablar de las élites de la ciudad del Serpis y de su problemática relación con las oligarquía de la ciudad de Alicante durante el siglo XIX.

Como ya afirmamos, el siglo XIX es momento en el que la industrialización se manifiesta de forma completa en la urbe más destacada del norte de la terreta.

Estación de tren de Alcoy

El proceso de generación y consolidación de esta economía centrada en el sector secundario tuvo como consecuencia la creación de una notable burguesía ilustrada, que destacaba por su carácter moderado y por su defensa del proteccionismo.

Estas clases hegemónicas solían apoyar a los partidos liberales, bien al conversador bien al progresista. Su proteccionismo chocaba con el librecambismo de una Alicante cuya economía se basaba en el comercio y de una Orihuela que se centraba en la exportación agrícola.

Estas capas elevadas de la sociedad dieron gran importancia a la formación, consiguiendo para Alcoy la creación de la escuela industrial, única en la provincia. Promovieron estos burgueses una muy relevante prensa local, que mostró su marcado carácter moderado.

El siglo fue avanzando y con el crecimiento económico y poblacional de Alcoy su burguesía se hizo más fuerte políticamente. En 1869, durante el sexenio democrático, una nueva distribución de la representación política en la provincia de Alicante mostraba claramente este hecho: por nuestra demarcación se elegía 2 diputados, uno por la capital, Alicante y el otro por la villa alcoyana.

A finales de siglo esta élite del la ciudad del Serpis encontró un aliado extraordinario: se trató del potente político José Canalejas, cuya importancia global en la provincia ya analizamos en un post anterior. De 1891 a 1912 don José fue elegido de manera ininterrumpida por la circunscripción alcoyana.

En 1910 logró ni más ni menos que el cargo de presidente del gobierno. ¡La élite de la villa de Alcoy había conseguido encumbrar a su hombre político, que había llegado a lo más alto!

Además desde Alcoy fue tejiendo su red política y llegó a controlar toda la provincia de Alicante, pasando su partido a ser hegemónico en la capital y en el ayuntamiento de Alicante.

Canalejas representó magníficamente a Alcoy y a toda la provincia y supo devolver con hechos concretos (obras, subvenciones, influencia en las decisiones que se tomaban en Madrid) el apoyo electoral que le quiso otorgar la terreta.

Lamentablemente 1912 reservaba un duro golpe para Alcoy y para todos los alicantinos. Canalejas fue asesinado y toda esta conexión fantástica que hemos descrito se cortocircuitó. No dio tiempo realmente a vertebrar de veras una provincia pensada y centrada en Alcoy.

Al contrario, tras 1912 los desencuentros entre las élites de las ciudades de Alicante y Alcoy fueron a más.

Estas relaciones conflictuales no eran casuales. El crecimiento económico y en número de habitantes había colocado a Alcoy en una magnífica posición para competir con Alicante en la esfera política.

Un ejemplo nos sirve para ilustrar esta idea. Recordemos que durante la revuelta liberal de Pantaleón Boné de 1844, Alicante había quedado controlada por este y sin presencia del gobierno. Alcoy aprovechó esta circunstancia para ganar relevancia y la Diputación se constituyó en la ciudad del Serpis en aquel momento.

La ciudad del Alicante de las montañas pidió ser capital de provincia. No se le concedió este deseo pero para compensar la negativa la reina Isabel II otorgó el título de ciudad a nuestro rey en el norte precisamente en 1844.

Más datos que ilustran esta paridad de la que estamos hablado: en 1884 se abrió sede del Banco de España tanto en Alicante como en Alcoy. Este estado de cosas pudo haber llevado a una mayor colaboración entre las élites de las dos villas pero, como ya comentamos, en vez de coordinarse nuestras ciudades de la terreta (¡otro clásico que no falla por desgracia!) acabaron enfrentándose.

El NO-ferrocarril Alicante-Alcoy, que nunca se acabó de construir, es una importante muestra del desencuentro endémico que imperaba. Alcoy sí pudo abrir línea férrea con Gandía en 1892. Esta localidad de la provincia de Valencia sería el puerto de salida para la industria de un Alcoy que, por geografía e historia, miraba hacia el norte desde siempre.

A las discrepancias estructurales que impidieron que el muy importante puerto de Alicante fuera el puerto de Alcoy se unió la manera en que la Diputación alicantina actuaba muy frecuentemente.

La coorporación provincial era demasiado centralista y beneficiaba en demasía a la urbe del Benacantil. La Diputación, tras la muerte de Canalejas, nunca pareció tener un plan claro para Alcoy.

Las sinergias entre las dos burguesías ciudadanas no fueron posibles y la terreta perdió una gran oportunidad para mejorar su vertebración.

Alcoy y Alicante siguieron, más separadas que unidas, su camino en el siglo XX. Pero esta, amigos, ya es otra historia.

Au revoire!

Por Antonio Adsuar

Fuentes principales: R.Bañó, «Manual de historia de Alcoi»,Ed. Misèria i companyia

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