LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA: UNIDAD Y MILITARIZACIÓN

Por Antonio Adsuar Saludos a todos amigos, En este post voy a continuar analizando los Decretos de Nueva Planta de 1707 y su repercusión sobre el Reino de...

Por Antonio Adsuar

Saludos a todos amigos,

En este post voy a continuar analizando los Decretos de Nueva Planta de 1707 y su repercusión sobre el Reino de Valencia y sobre las comarcas alicantinas. Si recordáis estos Decretos fueron impuestos por el bando vencedor, en este caso el bando borbónico, en la guerra de Sucesión española (1701-13).

La consecuencia más evidente de la implementación de la nueva legislación fue clara: El Reino de Valencia quedó suprimido como tal, pasando a ser una provincia dentro del Reino de España (pero ojo, no era una provincia en el sentido que se le dio en el siglo XIX).

Fuente: Cayetano Mas Galvañ, Atlas de la Comunidad Valencia (ed. Diario información, 1991)

La diversidad desde la que se había entendido la monarquía hispánica en los siglos XVI y XVII mutó en esta nueva era, dando como resultado un país más unido y homogéneo, perdiendo los antiguos territorios forales su autogobierno.

Pero: ¿cómo se concretó esta nueva arquitectura institucional de inspiración mixta, que aunaba la voluntad cartesiana, racional y homogeneizadora típica de Francia, con instituciones de tipo castellano, que sirvieron para militarizar el territorio y para extender y reafirmar el poder del Estado, de la Corte, en todos los territorios españoles? A continuación lo explico en detalle…

Los primeros años tras la victoria de Felipe V fueron caóticos. No existía un modelo claro con el que substituir toda la legislación y las instituciones abolidas. La ocupación militar de los momentos que se dieron justo después de la victoria fue pagada por el pueblo en base a una serie de impuestos diversos de tipo castellano. No obstante, fue mucho el descontento y, ya en 1715, se instauró un nuevo régimen impositivo basado en un impuesto más moderno y que tenía en cuenta las rentas del territorio, llamado el equivalente.

*¿Qué nuevos cargos se crearon?

1.El Intendente (de origen Francés): era la máxima autoridad del antiguo Reino, ahora provincia. Controlaba la Real Audiencia, máximo órgano jurisdiccional y la economía (aunque aún existen Bayles o encargados locales de esta parcela de la vida social). Desde el 1718 el cargo de Intendente de todo el territorio irá aparejado al de Corregidor (cargo de origen castellano, del que hablaremos ahora) de la ciudad de Valencia. Por lo tanto, aunque no existe ya la legislación foral, vemos que la ciudad-capital sigue siendo importante y centralizando en cierta forma parte del poder.

Podríamos decir que su «Alcalde» (se puede entender así más o menos la figura del Corregidor) es a su vez la máxima autoridad del antiguo Reino. Eso sí, hay que tener claro que este Intedente=Corregidor de la ciudad de Valencia no era elegido por los habitantes del propio territorio, sino que era escogido por el rey.

2.El Corregidor: Es tradicionalmente en Castilla el máximo representante del rey en una ciudad. Lo designa el monarca y, si no es letrado, está asistido por un Alcalde Mayor, que sí lo es. Es un cargo que concentra el poder militar y político. Normalmente era los Corregidores militares de carrera y son todos de origen castellano los venidos a tierras valencianas.

Su forma de gobierno, sobre todo en los primeros años tras la victoria borbónica, es autoritaria.  En las ciudades donde no existe Corregidor, gobierna un Alcalde Mayor. El territorio valenciano se dividirá en 13 corregimientos, 5 de ellos situados en las actuales comarcas alicantinas, como veremos en detalle más abajo.

3.El Capitán General (también de raíz castellana): Era la máxima autoridad militar del antiguo Reino. La segunda autoridad militar del territorio era el Corregidor de Alicante, al ser esta plaza un lugar estratégico fundamental por poseer un excelente puerto.

4.Los regidores: podríamos decir que son parecidos a los actuales «concejales» de los ayuntamientos. A diferencia de los demás cargos comentados más arriba, sí eran ciudadanos autóctonos, normalmente nobles o burgueses destacados de cada ciudad. Este cargo de Regidor era vitalicio y llegaba en ocasiones a heredarse. A pesar de ser una figura que reflejaba el poder de la élite de cada municipio, para ser elegidos eran valorados primero por la Real Audiencia de Valencia y, tras tener en cuenta su opinión, eran elegidos por el Consejo de Castilla y nombrados por el Rey.

Podemos destacar por lo tanto dos ideas: se dio una militarización y una castellanización del poder. Las oligarquías locales, sobre todo las que había sido aliadas de los borbones pero también con el tiempo aquellas que había defendido a los austrias, debían acreditarse ante la Real Audiencia de Valencia, el Consejo de Castilla y el monarca. El centro de poder situado en Madrid salía así claramente reforzado.

Por otro lado, hemos podido observar que la ciudad de Valencia, a pesar de la desaparición del Reino, aún conservaba destacables poderes sobre el conjunto del antiguo Reino: el Intendente siempre era el Corregidor  de Valencia y la Real Audiencia del «Cap i Casal» influía en el nombramiento de los regidores de todas las poblaciones.

Vamos a ir concluyendo. Como ya dije el territorio se dividió en unidades básicas llamadas corregimientos. Eran 13 en total y 5 correspondían aproximadamente a la actual provincia de Alicante. Eran los de Alicante, Jijona, Alcoy, Denia y Orihuela.

Por primera vez la ciudad de Alicante pasaba a ser capital política (no solo económica) de su espacio próximo, que coincidía más o menos con el actual alacantí. Orihuela veía cortocircuitada su capitalidad histórica (que databa ni más ni menos que de 1304-05) y las disputas entre ambas ciudades disminuyeron al no existir una capitalidad conjunta de la terreta por la que luchar.

Quedaba por lo tanto el espacio alicantino sin una capitalidad clara y dividido en corregimientos que no se relacionaban mucho entre si y sí lo hacían con mayor intensidad con el centro de poder de la Corte, frente al que tenían que acreditarse tanto militares castellanos como oligarquías locales.

Este sistema de Corregidores duró hasta 1833 y marcó claramente un territorio menos autónomo pero más homogéneo y coordinado con el centro de poder que iba moldeando una España muy diferente a la de los siglos pasados. ¡Espero que haya podido explicar de manera mínimamente transparente todo este nuevo embrollo que vivió la terreta en el siglo XVIII! Un abrazo a todos

Por Antonio Adsuar

*Fuentes principales: J. Pradells, «Del Foralismo al CentralismoAlicante 1700-1725″ ed. Universidad de Alicante, «Historia de la provincia de Alicante», ed. Mediterráneo.

In this article

Join the Conversation