MÁS REYES CATÓLICOS: COHESIÓN IMPERFECTA E HUIDA HACIA ADELANTE

Por Antonio Adsuar Saludos #Alicantiners, Hoy vamos a continuar analizando un reinado clave en la historia Hispánica, el reinado de los reyes católicos, Isabel y Fernando. Como ya...

Por Antonio Adsuar

Saludos #Alicantiners,

Hoy vamos a continuar analizando un reinado clave en la historia Hispánica, el reinado de los reyes católicos, Isabel y Fernando. Como ya vimos se casaron en 1469 y a partir de 1475 comenzaron a gobernar. Recordemos también la llegada al trono de estos jóvenes y esplendorosos reyes había despertado en los corazones del pueblo esperanzas: la gente quería pan, paz y justicia y dejar atrás años de divisiones y guerras ibéricas.

El reto fundamental al que se enfrentaban los reyes era claro: se debía conseguir la unidad, generar una política nunca antes llevada a cabo, nueva e inédita, que consiguiera articular de alguna forma aquel conjunto de reinos sin leyes ni instituciones comunes.

El principal obstáculo también era por todos conocido: la propia nobleza. Si bien gracias a la victoria militar en la guerra civil castellana que finalizó en 1475 se había consolidado temporalmente el liderazgo de los reyes y se había conseguido poner a los nobles bajo su bandera, estos, sobre todo en Castilla, ansiaban grandes parcelas de poder que podían poner en peligro el sentido y la unidad del reino.

¿Cuáles fueron las soluciones e instrumentos que los reyes católicos hallaron en su tiempo y emplearon para liderar su sociedad? Como veremos fueron dos, y no precisamente los más adecuados y afortunados desde nuestras perspectiva.

En primer lugar, siguieron la vieja receta hispánica: cohesionar por la guerra. Los reinos cristianos se había construido contra el Islam, vivían por y para la guerra. Isabel y Fernando pusieron su mirada en el Reino Nazarí de Granada  y unieron a todos con la promesa del botín. Era precisamente en la política exterior, básicamente orientada a la dirección de la guerra, donde nadie discutía la primacía de los reyes. Como sabemos Granada se conquistó en 1492 aunque, a pesar de este éxito indiscutible, los reyes fomentaron de esta manera que todo el aparato social hispánica siguiera orientado a la conquista y saqueo de nuevas tierras.

El descubrimiento de América, los ataques a los musulmanes de África y el imperio europeo de su sucesor, Carlos V, no hicieron sino ampliar los horizontes de rapiña consolidando esta orientación política.

En segundo lugar los reyes católicos crearon una institución conjunta, la única común a los 2 reinos. Fue la Inquisición, que apareció en 1478, poco después del inicio de su reinado. Junto a la cohesión-por-la-guerra el Santo Tribunal fue la otra pieza clave que asentó el poder de los monarcas. La soberanía española conjunta tuvo así una mala base; su elemento constitutivo fue la violencia y la intolerancia practicadas por una institución que servía para someter sin piedad a los díscolos con la política real.

Si bien siempre se adujeron motivos religiosos, a nadie se les escapó que la Inquisición fue un tribunal político. Se cebó especialmente con los ricos conversos, cuyos bienes fueron incautados.

¿Hubieran sido posibles otras políticas por parte Isabel y Fernando? Queremos creer que sí. No obstante, retrospectivamente, lo que nos corresponde es hacer balance. Su gobierno fue efectivo, firme y coherente…no obstante sus bases fueron endebles. La manera en que ejercieron el poder no llevó nuestra sociedad más que a basarse en una permanente huida hacia adelante. Les permitió unir rápidamente a unos reinos atrasados y relativamente pobres, que pasaron a competir rápidamente con países más sólidos y cohesionado, como Francia.

Europa vio como formidable este vertiginoso ascenso de las potencias ibéricas coaligadas, que sin duda cambió el mapa de Europa. No obstante, se pagó un precio muy caro. La gente del pueblo, que con tantas esperanzas había acogido a los monarcas, no vio sus expectativas cumplidas. Sí hubo más paz interna y la unión aduanera fomentó el comercio interno. Alicante, por ejemplo, prosperó y Fernando el Católico le otorgó el título de ciudad en 1490.

Pero, en líneas general, no se consiguió un cambio social profundo. No hubo una política directiva real y común. El principado de los reyes fue arcaico, no basado en la ley. El déficit de concordia y fraternidad entre los pueblos hispánicos se mantuvo y como veremos las discordias internas se mantendrán en los siglos XVI, XVII y XVIII.

¿Qué otra monarquía hispánica posible fue derrotada?, sí había otra sociedad posible. La representaban las ciudades, que frente a una economía de guerra y depredación fomentaban el comercio. También la encarnaban los judíos (que fueron expulsados en 1492) y los conversos, los únicos realmente avezados en el moderno manejo del dinero, afines y fieles consejeros de Isabel la Católica, que fueron sin embargo derrotados, imperando la limpieza de sangre de los cristianos viejos, usualmente belicosos y mediocres.

Una posible sociedad moderna, que podría haber convergido con Europa, entroncando con las tradiciones más urbanas, pactistas y basadas en la Cortes y en las leyes de la tradición de la Corona de Aragón, sucumbió ante un poder real total, basado en la guerra y la intolerancia de la Inquisición.

Se instituyó un poder fuerte, sin duda. Los nobles quedaron neutralizados y con ello los bandos cesaron. Carlos V, el nieto de los reyes católicos heredará esta España unida por el ansia de guerra. Toda la cohesión interna entre los pueblos era precaria; aquello que vinculaba a los reinos era una única política exterior, que si bien unía a las élites eclesiáticas y nobles entorno al rey, dejaba sin resolver la articulación de una pluralidad que quedaba intacta y sin trabar adecuadamente.

Tal vez haya dado una visión demasiado negativa de las políticas efectivas de Isabel y Fernando y de las bases en las que asentaron su poder. Desde luego esta debe ser matizada; no obstante he dibujado mi interpretación desde dos premisas: las grandes esperanzas suscitadas al inicio del reinado, que fueron desde luego no colmadas y la incapacidad, vista retrospectivamente, de los reyes católicos de dar a nuestra unión de pueblos ibéricos una forma política basada en las instituciones comunes, la fraternidad y la ley.

Con estas cartas entrarán la monarquía hispánica en la edad moderna, con los reinos peninsulares situados en el centro de un imperio inmenso, europeo y americano. ¿Qué consecuencias tuvo la manera del César Carlos V de articular las Españas? Esta pregunta la dejamos en el aire…seguiremos informando, corto y cierro por hoy,

Por Antonio Adsuar

*Fuentes principales: J.L. Villacañas “La monarquía hispánica” y ed. Espasa, J.L. Villacañas «Historia del poder político en España», ed. RBA,

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3 comments

  1. APA Responder

    Més informació molt interessant.
    Desfeta general d’uns anhels de cristal·lització, anhels que a lo vist havien desitjat les ciutats i els centres de comerç.
    El sant Tribunal com a –pràcticament– sola política comuna que potser hauria enfortit i cohesionat els regnes hispànics.
    Amèrica com a gran esclat que si més no afegiria una inacabable o impossible unitat forta que qui sap si pesava tant als esperits d’Isabel i Fernando com es podria creure.
    Molta feina per a l’Emperador borgonyó que segur se les voria fotudes.
    Segueixes sent el far d’il·luminació general.

    1. Antonio Adsuar Responder

      Els catòlics volien unir, això és segur però…tenien una política expansiva:
      Àfrica, Itàlia…i es van topar en Amèrica. Tot això dona, ja en la era de Carles I, un projecte polític obert, ambs molts territoris que governar

      El problema és que la base eren uns regnes no molt rics i poc units, sense institucions comunes…soles la Inquisició unia i no és la millor manera de fundar una sobiriania comuna

      A mi el que m’interessa és més la repercusió de la forma imperi en les formes de govern interior, com va repercutir tot això al nostre Alacant?
      Seguim!

  2. APA Responder

    Vull dir que hauria estat necessària un política comuna que, fora de la Inquisició, haguera cohesionat els regnes.