ELCHE SIGLO XIX (2): DESPIERTA EL DRAGÓN FABRIL

Por Antonio Adsuar Saludos compañeros, Continuo con mi serie sobre Elche en el siglo XIX que, lamentablemente, solo contará con 2 posts, este y el anterior. Me ha...

Por Antonio Adsuar

Saludos compañeros,

Continuo con mi serie sobre Elche en el siglo XIX que, lamentablemente, solo contará con 2 posts, este y el anterior. Me ha costado bastante encontrar bibliografía, faltan manuales y compendios divulgativos sobre la ciudad de las palmeras en la era contemporánea. ¡Hay mucha más información sobre los siglos medievales que sobre la centuria decimonónica!

Bueno, teniendo en cuenta estas limitaciones y a la espera de que cace algo más que sea potable para completar este post haremos lo que podamos con lo que tenemos. Esta entrada tendrá dos partes muy diferenciadas: a)Política y b)Economía, adelante.

a)Política

Como ya sabéis los visitantes asiduos de esta bitácora toda la historia de Elche desde la cesión de la villa y su término municipal al señor de Elche(la familia Cárdenas) en 1471 hasta la abolición de los señoríos jurisdiccionales en 1811 viene marcada por el enfrentamiento entre dos bandos: el capitaneado por el señor de Elche y sus representantes foraneos+la oligarquía local afín VS los representantes de la vila+las élites locales pro-ayuntamiento+el pueblo…esta segunda facción defendió siempre los fueros y leyes particulares de la Corona de Aragón, que protegían la manufactura y a los gremios.

La facción favorable al señor era partidaria de los usos de Castilla y a una economía basada en la agroexportación.

Pues bien, como dijimos el poder jurisdiccional de los nobles fue anulado por los reformadores de Cádiz en 1811. Cuando volvió el rey Fernando VII en 1814 tomó el poder y derogó casi toda la obra gaditana pero no abolió el decreto que dejaba a los nobles sin poder ya que hacerlo hubiera reducido el suyo propio.

De esta manera desapareció la figura del «Alcalde mayor», antiguo cargo de tipo castellano que hacía las veces de gobernador del Marquesado de Elche, estando por encima de la villa al representar al señor.

Por fin Elche, el Elche ciudadano y su élite propia, pudo disponer de si mismo desatando todo su potencial político y económico en el siglo XIX. La villa se alió con la corona contra el señor en esta época como había hecho siempre. El ansiado autogobierno fue por fin posible y el ayuntamiento principal de la villa se fusionó con el antiguo ayuntamiento económico del arrabal de San Juan.

En 1812 Santa Pola, tradicional puerto de la urbe ilicitana, se separó sin acuerdo de Elche. Se inició así un pleito que duraría muchos años y que terminaría con la consolidación del núcleo santapolero como independiente.

Lamentándolo bastante (el siglo XIX me encanta y me hubiera gustado escribir más sobre él en el contexto ilicitano) solo voy a añadir una nota política más. Elche ganó el título de ciudad en 1871, que le fue concedido por el rey Amadeo de Saboya. Pasemos ya a la parcela económica, muy relevante en la ciudad en esta centuria.

b)Economía

Tradicionalmente en la zona del bajo Vinalopó se había trabajado en cáñamo y el esparto. Mientras que en mi Crevillent se hacían esteras en Elche se fabricaban alpargatas, que eran zapatos baratos y asequibles para un población que en general era pobre.

En Elche estos trabajo artesanales fueron ganando importancia en la primera mitad del siglo XIX. La gente emigraba a la ciudad desde el campo de Elche y desde otras poblaciones para ir a trabajar a los numerosos tallerets que se iban creando.

Sobre la base de un «domestic system», una forma de producción muy básica que se llevaba a cabo en las casas y que servía para complementar los jornales agrícolas en una sociedad en transición a la industrialización, se comenzó en la segunda mitad del XIX a mecanizar de forma rudimentaria el trabajo de la alpargata; esto llevó a que se incrementase la productividad.

Cuando aparecieron las primeras pequeñas fábricas las mujeres, sobre todo ellas, llevaban el fruto de su trabajo doméstico a sus instalaciones, donde se encargaban de rematar el producto y dejarlo listo para su venta.

Era aquel un sistema de producción flexible, ligero, que evolucionaba y se adaptaba fácilmente a las nuevas coyunturas y modos de producción. ¿Os suenan estas características?..jejej, claro que sí. De esta época ha heredado Elche su particular modo de producción, con sus ventajas e inconvenientes.

A falta de capital para crear grandes empresas ya en el siglo XIX predominaba la mediana y pequeña proto-empresa, que era muy adaptable. Al necesitarse poco dinero para iniciar un negocio la barrera de entrada a la producción era baja y mucha gente se animaba a emprender.

La villa, que había despertado políticamente en 1811, centró toda su energía contenida por siglos en el desarrollo económico de la ciudad.

Alrededor de 1860 apareció el yute, una nueva fibra textil que era importada pero que al ser muy barata sirvió para incrementar el consumo. En 1866 se pasó ya claramente de una manufactura artesanal a una industria alpargatera básica.

La primera fábrica propiamente dicha fue la de José María Buch y Miralles de Imperial. En 1875 aparecía la primera máquina de coser de la marca Singer. La producción seguía complementándose con un trabajo doméstico lábil, descentralizado en cientos de «tallerets» por todo Elche.

Ya en 1883 se contaba con más de 80 fábricas en Elche. La gran economía fabril del siglo XX ilicitiano, que llevaría a la urbe a convertirse en la tercera en población de la futura Comunidad Valenciana, ya apuntaba maneras en aquellos años.

Contaba Elche a finales de XIX con más de 40.000 obreros industriales. Al zapato se unían numerosas industrias auxiliares del calzado: se fabricaban cintas, adornos, complementos, cajas de cartón para contener y presentar la mercancía y florecía la industria del transporte asociada lógicamente al trajín fabril.

Un gran Elche, en definitiva, empezaba a mostrar su pujanza imparable y se postulaba como una potencia de gran relevancia que cambiaría los equilibrios territoriales en la terreta, sobre todo al vivir un enorme crecimiento a partir de 1960, que la llevaría rivalizar con la capital histórica del sur, Alicante.

Quiero terminar esta modesto repaso del Elche del XIX dedicándole este post a mi abuela, la ilicitana Antonia Antón Román , siempre en el recuerdo. Podéis leer una pequeña semblanza de ella escrita por mi gracias a los ánimos de Miguel Ors, en el portal de historia digital de Elche, que dirige con tanto acierto.

Buena tarde a todos

Por Antonio Adsuar

Fuentes principales: P. Ibarra, «Historia de Elche», ed. Maxtor, VVAA, «Elche, una mirada histórica» ed. Ajuntament d’Elx i  fotografies de Càtedra Pere Ibarra (www.Elche.me)

In this article

Join the Conversation

1 comment

  1. apa Responder

    Elx i Alacant. Alacant i Elx. ¿Trobaran les dues ciutats els mitjans per a entendre’s i col·ligar-se?
    Ja fa temps que déiem que fa temps que cal fer-ho. Potser sí. Esperem que siga prompte.