ALICANTE EN SU SIGLO DE ORO: EL CRECIMIENTO DEL XVIII

Por Antonio Adsuar Buenos días a todos, Quiero invitaros a seguir leyendo y conociendo mejor la historia de nuestra querida terreta. En la entrada de hoy voy a...

Por Antonio Adsuar

Buenos días a todos,

Quiero invitaros a seguir leyendo y conociendo mejor la historia de nuestra querida terreta. En la entrada de hoy voy a volverme a centrar en nuestra capital, la ciudad de Alicante. Trataré en esta ocasión de dibujar su enorme crecimiento en el siglo XVIII que, como no, estuvo de nuevo ligado a su gran joya: el puerto.

Aunque os recomiendo que leáis si tenéis tiempo este post anterior donde explicaba mejor como funcionaba la economía de la ciudad del Benacantil en los siglos XVI y XVII, voy a recordarlo sucintamente.

Recreación del embarcadero ibérico del Tossal de les Basses (Cortesía de Arpa Patrimonio)

El puerto de Alicante era el corazón de la urbe y de su vida social. La vida de Alicante se basaba en su rol de centro redistribuidor de mercancías entre:

1.Europa y el mundo, que accedían a Alicante desde el mar Mediterráneo y

2.Madrid/la corte-La meseta castellana en general

Además de ser un mercado fundamental para la compra-venta, también aprovechaba Alicante su potencia comercial para vender su producto estrella: el vino Fondillón, muy deseado en toda Europa durante siglos.

¿Quién dominaba estas estructuras económicas tan lucrativas?: la clase social más poderosa estaba formada por una parte por una oligarquía local, que controlaba el Consell (ayuntamiento) y las mejores tierras de la huerta, y por otra parte por un reducido grupo de comerciantes extranjeros. Estos dos élites se fueron fundiendo con el paso del tiempo por medio de matrimonios y alianzas.

Acabamos esta introducción para tratar más concretamente de lo que hoy nos ocupa, que es la consolidación y el crecimiento espectacular de este modelo de ciudad en el siglo XVIII. Si bien como hemos visto las bases del incremento del XVIII hunden sus raíces en un modelo ya dibujado en los siglos XV y XVI, diversas circunstancias políticas, económicas y sociales va a suponer un auge espectacular, que hará del XVIII el verdadero siglo de oro de la ciudad de Alicante. Veamos más en detalle qué ocurrió…

Recreación del embarcadero romano del Tossal de Manises (Cortesía de Arpa Patrimonio)

a)El poder político de la ciudad crece ya que pasa a ser cabeza de su gobernación/corregimiento. Ya no dependerá Alicante de una Orihuela que ha quedado anclada en el pasado. Su corregidor será a la vez la segunda autoridad del Reino, únicamente por debajo del Capitán General de Valencia. Esto se determinó así por el carácter estratégico clave de Alicante gracias  a su puerto y su fortaleza del Benacantil.

No obstante, la aspiración de Alicante de ampliar la influencia de su gobernación hacia los pueblos de la hoya de Castalla y la gobernación de Jijona fracasó. La antigua gobernación de Orihuela había quedado dividida, como ya vimos en 5 gobernaciones (Orihuela, Jijona, Alicante, Alcoy y Denia)

Existe otro factor clave a tener en cuenta. La mayor unión política con Madrid al reforzarse el poder central tras la guerra de Sucesión y la victoria borbónica jugaba a favor de la geografía alicantina, que siempre la había conectado con más facilidad y eficacia con Madrid y la meseta castellana que con los demás territorios del Reino de Valencia.

Alicante en el siglo XVIII

b)Esfera económica: en este aspecto Alicante sí ve vio enormemente beneficiado, generando un crecimiento muy potente. Recordemos que con los Decretos de Nueva Planta de 1707 se impuso en el antiguo Reino de Valencia y en todo España en general un modelo económico basado en el librecambismo, en el comercio y en la agroexportación.

Frente a otros territorios del antiguo Reino de Valencia, que había apostado más por la manufactura propia, esta orientación era precisamente aquella en la que se había basado tradicionalmente la economía alicantina. Al orientarse los demás territorios cercanos también a este tipo de orientación comercial Alicante como consecuencia de la nueva orientación de España en su conjunto se vio aún más beneficiada Alicante ya que las mercancías salían casi en su totalidad por su puerto único y poderoso.

c)La controversia con la ciudad de Valencia por el consulado de comercio

Por todo lo señalado anteriormente se comprende que para Alicante era crucial controlar y potenciar su puerto. En este punto entraron en conflicto los intereses de Alicante con la capital del antiguo Reino, Valencia.

En la década de 1760, para potenciar el comercio, había la monarquía impulsado la recuperación de los llamados «Consulados de comercio», que venían a ser un organismo judicial, gestor y de fomento de los intercambios comerciales.

El puerto en 1892

No nos debe extrañar que siendo uno de los mejores puertos de España Alicante tuviera desde 1758 una institución similar, denominada «Diputación de comercio de Alicante». Esta tenía una importante particularidad frente a otras de España: aceptaba extranjeros, algo natural en Alicante dada su composición radical y prístinamente cosmopolita.

Así las cosas Valencia quiso que se situara en su ciudad el Consulado General de todo el antiguo Reino, dado que era la capital histórica del conjunto del territorio. Además, los valencianos se oponían a la presencia de extranjeros en el Consulado.

Ambas ciudades pleitearon y Valencia consiguió sentencia a su favor en 1775. A Alicante se le concede únicamente una sección conocida como «Diputación consular de Valencia en Alicante». De los 3 cónsules de comercio del Consulado valenciano uno se pondría al frente de la delegación en Alicante pero no sería designado por los alicantinos.

Las quejas de la ciudad portuaria fueron notables. Los alicantinos argumentaban que el único puerto realmente importante en aquellas fechas era el suyo. No querían que el factor clave del crecimiento y que daba vida a Alicante fuera organizado desde Valencia.

Por otro lado, la ciudad de Valencia argumentaba que el Consulado situado en Valencia no podría sobrevivir y tener sentido si no iba a gestionar el tráfico y el dinero generado desde Alicante, al ser este con diferencia el mayor puerto.

Alicante en 1892

La situación dio un vuelco en el año 1778, cuando el gobierno de los Borbones decidió que acabara el monopolio del comercio con América que hasta ese momento ostentaban las ciudades de Sevilla y Cádiz. Alicante era una de las ciudades que, a partir de aquel año, podía enviar misiones comerciales al nuevo mundo.

Al no figurar Valencia entre las escogidas, debido a la poca importancia de su puerto, el gobierno de la monarquía revisó su decisión anterior. Gracias a la insistencia alicantina la ciudad consiguió un Consulado propio en 1785.

Una de las condiciones fue que Alicante aportara 2000 pesos anuales al Consulado de Valencia, para que este pudiera sostenerse y continuar su labor. Del Consulado alicantino dependían todas las localidades de la antigua Gobernación de Orihuela, quedando el resto bajo dominio del Consulado de la ciudad de Valencia.

Observamos en este punto reminiscencias de la estructura medieval, que había dividido en Reino desde 1304-05 en 2 gobernaciones directamente dependientes del Rey, la de Valencia y la de Orihuela.

Aunque finalmente el tráfico portuario entre América y Alicante fue prácticamente nulo (la estructura del propio comercio alicantino, marcada por ser puerto de redistribución entre España y Europa, provocó el poco interés por América del tipo de comerciante naturalizado o afincado en Alicante) la novedad de 1778 permitió a Alicante contar finalmente con un consulado propio.

Las diferentes estructuras socio-económicas y la importancia histórica de Valencia como capital de conjunto del territorio y ciudad con gran peso en el conjunto de España, determinaron, gracias a la importancia del puerto alicantino, una solución de compromiso que no ocultaba, no obstante, la estructural y secular competencia entre nuestras dos mayores urbes.

Hasta aquí el post de hoy amigos, ¡Muchas gracias por vuestro interés! Seguiremos narrando la terreta para vosotros 😉

Por Antonio Adsuar

*Fuentes principales: E. Giménez, «Alicante, economía de una ciudad portuaria en el siglo XVIII», ed. Alfons el magnànim, VVAA «Historia de la provincia de Alicante», editorial Mediterráneo, tomo III.

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