EL REY EN EL NORTE (I): ALCOY EN LA EDAD MEDIA Y MODERNA

Por Antonio Adsuar Saludos a todos, Más vale tarde que nunca. Tenía pendiente hace bastante tiempo ofreceros una breve historia de Alcoy. Como sabéis este blog se centra...

Por Antonio Adsuar

Saludos a todos,

Más vale tarde que nunca. Tenía pendiente hace bastante tiempo ofreceros una breve historia de Alcoy. Como sabéis este blog se centra (seguramente en demasiada medida) en la parte sur de la actual provincia de Alicante, esto es, en el Alicante de las palmeras.

No obstante, he querido atender también con esta historia mínima de la ciudad alcoyana la muy interesante realidad del Alicante de las montañas. Estos dos Alicantes, como ya comenté en el post inaugural de este blog (et pour cause!), han tenido vidas diversas y su historia común aún está por escribir…aunque es evidente que esta ha existido, sobre todo a partir de la creación de la provincia de Alicante.

Comencemos ya el recorrido por la villa del Serpis dando dos detalles sobre su geografía. Marcada por su carácter montañoso, Alcoy está situado en una hoya entre cumbres. Este hecho protege a la ciudad pero a su vez limita su crecimiento y dificulta su comunicación con el exterior.

El ya mencionado río Serpis es únicamente uno de los 7 ríos o riachuelos que cruzan la urbe. Ciudad marcada por este motivo por numerosos barrancos y por sus necesarios puentes, estos aportes de agua le proporcionan a Alcoy energía de tipo hidraúlico, dato que es clave para entender los inicios de la industrialización como veremos.

El Serpis o río de Alcoy desemboca en Gandía. La salida natural de los cursos fluviales y de las personas alcoyanas es hacia el norte, en dirección hacia Valencia. Las comunicaciones hacia el sur, hacia Alicante, han sido históricamente muy difíciles marcando así las inercias históricas de la comarca.

Posible trazado del Alcoy amurallado en la edad media

Esta ciudad-fábrica que tratamos de aprehender fue fundada en 1256, en pleno proceso de la conquista cristiana del Reino de Valencia, por Ximenes Peres de Arenoso, lugarteniente del enorme monarca Jaime I.

Tuvo desde el principio, y este es otro dato seminal y decisivo, el privilegio de no tener morería. Al carecer de mano de obra barata y dependiente de origen musulmán los nobles terratenientes tuvieron más dificultades para generar una economía de base agroexportadora atendida por un sub-proletariado dócil.

Este hecho dificultó en la ciudad del Alcoy la creación de una agricultura importante y facilitó una diversificación económica que llevó a apostar más por unas manufacturas, a cuya producción observamos que la urbe de las montañas estaba más predispuesta que otras.

En 1291 Alcoy pasa a ser propiedad del conocido noble catalán Roger de Llúria. Políticamente la urbe pertenecerá a la gobernación de Valencia, más concretamente a la lugarteniencia de Játiva.

No formó parte por lo tanto Alcoy de la sureña gobernación de Orihuela. Por este motivo su integración en el Reino de Valencia fue mayor pero el encaje dentro de la provincia de Alicante que se sustanció a principios del siglo XIX fue más problemático, al no haber compartido con las tierras al sur de la linea Biar-Busot una historia previa al ochocientos.

Alcoy tuvo un carácter más foral y vivió más vertebrada con las leyes y costumbres que emanaban de la capital del Reino, Valencia. Tengamos en cuenta también que esta foralidad, al apostar por el proteccionismo y las manufacturas, facilitó el despegue de la proto-industria alcoyana ya en el siglo XVIII.

Además en 1447 el rey Alfonso V el Magnánimo «repescó» a la ciudad y la volvió a incorporar al patrimonio de la Corona, de donde no volvería jamás a salir.

Es interesante llegamos a este punto comprar Alcoy con Elche, una villa de señorío en la que la hegemonía de un señor castellano, de la toledana familia Cárdenas concretamente, debilitó el poder del ayuntamiento y la vigencia de las leyes y usos forales. No es casual que Elche, que no consiguió salir de señorío hasta el siglo XIX, tendiera en el siglo XVIII a una economía agroexportadora, más alineada con los intereses señoriales.

La adopción de esta vía de desarrollo retrasó la industrialización ilicitana, que no pudo ser tan precoz como la alcoyana.

Todas estas pistas nos conducen a poder afirmar que en Alcoy ya en el siglo XV comienza a destacar una manufactura lanera de tipo artesanal, servida por el ganado de sus montañas y complementada por un agricultura interesante de capacidad media.

Pero será en el XVIII cuando Alcoy, ese rey en el norte de la terreta, explote definitivamente. En esta centuria se dio un gran crecimiento urbano y poblacional. Se puede afirmar que Alcoy fue la primera ciudad industrial del antiguo Reino de Valencia y una de las primeras de España.

La política proteccionista del monarca Felipe V a partir de 1707 benefició a la villa del Serpis. En 1721 ya encontramos los primeros tintes de lana. Además la ciudad se vio dispensada del pago del impuesto del equivalente hasta 1730, hecho que fue clave para el despegue de la industria alcoyana.

El Estado fue fundamental también para tirar de la demanda: encargaba a Alcoy ropa para el ejército constantemente y también papel oficial. A esta demanda de papel del Estado se unió la del papel de fumar. Ya en 1780 había 21 molinos papeleros en la ciudad.

América también fue un buen cliente para nuestra ciudad entre montañas. Los resultados de todo este espléndido siglo XVIII se pueden comprobar con un dato: en 1750 ya 6000 habitantes urbanos poblaban los barrancos y altos alcoyanos. Solo 1000 de sus pobladores vivían en el campo.

El rey en el norte era un monarca caracterizado por su carácter súper-urbano, manufacturero y moderno. ¡Una verdadera joya única en el territorio!

Con estas últimas ideas termino. Espero que os haya gustado esta entrada sobre Alcoy y prometo más cuando el trabajo y ajetreo diario den un respiro. ¡Salut!

Por Antonio Adsuar

Fuentes principales: R.Bañó, «Manual de historia de Alcoi»,Ed. Misèria i companyia

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